martes, marzo 30, 2010


¿Quién dirá que soy ateo? que no creo en lo perfecto.
Que yo siempre en todo veo algún minímo defecto.
Esta muy equivocado, porque yo no creo en Dios, pero soy el portavoz de un ser humano criado.
En la calle, en la pobreza, en pos de un corazon sano.
Poca comida en la mesa, otra cabeza y los abuelos de Lugano.
En su escala de valores él pone siempre primero, sobre todo la importancia de un corazón entero. Bien parado o en la lona, hay que ser buena persona. Dice aquel que a mí me guía noche a noche y día a día.
¿Quién dirá que soy ateo? está muy equivocado.
Como ya les he contado hay alguien en quien yo creo.
Suerte de mitología humana se hace presente ante mí, y en eso así como así
embellece mis mañanas.
Gracias al que nació en un conventillo, al que crecio en un potrero.
Y si creen que exagero conozcanlo, pero antes saquense el sombrero.
En su escala de valores, el pone siempre primero, sobre todo
la importancia de un corazón entero.
Bien parado o en la lona,
hay que ser buena persona.
Dice aquel que a mí me guía noche a noche día a día.
A él la vida le dió todo, y él le devolvió el doble.
De movida ofrece el codo y un corazón puro y noble.
Lo juro por mi pellejo:

PARA MÍ DIOS EN MI VIEJO.

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