viernes, mayo 21, 2010


Tendamos la vista a nuestros tiempos pasados. Y veremos que millones de habitantes, que en América del sur abriga sus entrañas, han sido manejados y subyugados sin más fuerza que la del rigor y capricho de unos pocos hombres.
Si el interés privado se prefiera al bien general, el noble sacudimiento de una nación es la fuente más fecunda de todos los excesos y el trastorno del orden social.
Porque la libertad de los pueblos lo conociste en palabras, no debe existir en palabras solamente. Si deseamos que los pueblos sean libres observemos el sagrado dogma de la igualdad.

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