miércoles, octubre 20, 2010

Un día mas que me levanto a las seis de la mañana. Miro el reloj y digo: cinco minutos más. Esos cinco minutos se transforman en diez y después tengo que estar a las corridas.
Un día mas que me planteo cuando falta para el fin de semana. Recién es miércoles y falta mucho para que sea viernes. Deseando que se termine de una buena vez el año...
Entre desayuno apresurado miro la tele. La primavera se está empezando a hacer notar. Anoche no podía dormir del calor de mi habitación. Unos 29° pronosticados para la tarde.
Camino las seis odiadas cuadras hasta la avenida. 15 minutos esperando el colectivo y yo pensando: ahora va a venir re lleno. Así es, se cumple.
Colgada, con todas las ventanas cerradas porque, evidentemente la gente no sufre el calor. Bajar, entrar al colegio.
Las primeras horas siempre son leves los miércoles. Viendo como siempre temas del maldito proyecto que no se quiere terminar. Hoy fue la charla con el docente titular para que nos ayude porque los suplentes que hay no dan pie con bola. Deseando que nos llame en la última hora así perdemos física porque no habíamos estudiado mucho que digamos...
Tercera y cuarta hora: MECÁNICA. Que materia que todavía no sé de que se trata. Desde que se fue Burgos que no hacemos nada. Y el profesor que nos tiene que ayudar con el sistema mecánico entiende menos que nosotras me parece.
Quinta y sexta: QUÍMICA. Odio los miércoles, ¿saben? (todos los días que haya química van a ser malos)
Y al fin llegó la última hora, física. Si, nos llamo el profesor así que no rendimos nada. Eso es demasiado bueno.
Llegar a casa es lo mas importante del día desde el momento que el reloj marca 13:15, no me quejo de las seis cuadras ni si el colectivo viene lleno.



Seré un poco quejosa pero son cosas de la realidad que me agotan: AÑO YO SE QUE TE MORÍS DE GANAS DE IRTE.


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