domingo, febrero 06, 2011

El ansiolítico aplacó una de tus tantas crisis y él se marchó mirándote dormir. Y entre sueños como un flash viste pasar tu vida, pensando en no volver a amanecer.
Él se aseguraba no dejar nada a tu alcance, trató de no pensar en el balcón. Y en la calle el viento le pegó y fue el pretexto ideal para disimular esa tempestad de sus ojos estallando en mar.

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