lunes, agosto 22, 2011

Nuestras huellas no se borran de las vidas que tocamos.

Quizás no tenga el cuerpo de una modelo ni la cabeza de un genio. Puede que sea cobarde y no me anime a enfrentar ciertas cosas. También sé que me quejo de todo, que me agarra "pachorra" muy seguido y no pueda andar con una sonrisa mientras voy por la calle.
Vivo con cara de tuje muy seguido y es posible que si me cruzan por la calle y me saludan diga: "¿cómo andas?", y cuando respondan bien reciban un: me alegro. En el caso que sea alguien que realmente me alegro de ver, lo voy a abrazar y mi sonrisa va a estar de punta a punta.
Puede que no me vaya bien en la facultad, que no sea lo que muchos esperan y quizás no cause mucho orgullo de la gente que debería sentirlo. Siempre me van a ver feliz con mi trabajo, y lo peleo y cuido más que a mi misma.
Muy seguido pueden escuchar un: quiero nadar. Y no me crean cuando digo "cuando mi cabeza se hunde, mi mente se pone en blanco". ¡MENTIRA! Pienso millones de cosas cuando estoy nadando. El basquet fue una de las mejores cosas que me pasó en la vida y siempre me voy a arrepentir por no seguir jugando. Y muchos me miran raro pero nadie entiende mi postura.
Si pienso mucho las cosas antes de hacerlas, termino sin realizarlas. No me dejo llevar por los impulsos por mis malas experiencias. Me molesta muchísimo que me vengan a pedir cosas los días domingos, me gusta estar mirando películas o haciendo cosas que me hacen sentir bien.
Siempre digo que quiero un cambio de look pero reconozco que amo mi flequillo y quiero dejarme crecer el pelo, por lo tanto, jamás voy a cambiar de look (hasta la crisis de los treinta). Me gustan mis dientes, y tengo una pasión por mi mirada; es algo que me enloquece y no lo cambiaría por nada, expresa muchas cosas.
Siempre fui un tiro al aire. Desbolada como yo sola y demasiado torpe. No me dan asco las cosas (excepto las cucarachas) y si tengo que hacer algo que no estoy muy convencida, cierro los ojos y le doy para adelante.
Recién este año me empece a hacer menos problemas por las cosas. A fijarme en la gente que realmente vale la pena y a preocuparme por ellos.


No tengo nada bueno. Pero sí algo que me hace sentir orgullosa de mi misma: SER COMO SOY.
No tendré millones de cosas, pero descubrí que la gente que tiene todo no es feliz, que no tiene humildad y le falta lo que yo llamo CALLE. Le faltan ciertas picardías (que yo todavía tengo muy pocas) para enfrentarse a la vida. Que muchos no dejan de depender de los padres y no se animan a enfrentar al mundo y chocarse contra las paredes. Aprendí que hay que disfrutar a las personas en ese momento, porque quizás el día de mañana no están mas. Sé que el tiempo me da la razón en muchas cosas. Que ser diferente a los demás no es malo, sino que es lo más maravilloso que puede haber. Que el estar "solo" y no tener millones de amigos es uno de los regalos más hermosos, porque cuando necesites de alguien solo vas a tener la gente de oro.

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