domingo, noviembre 04, 2012

Todos mis días pasan, la música vive en mis venas. Me levanto con música, me ducho con ella, me visto, me peino, maquillo y sigue ahí. Mis días pasan, voy a trabajar y no pueden faltar los auriculares (obvio, porque no soy como los negros que andan sin ellos), estudio cada cosa de los temas, intervalos, tiempos, todo lo que mi cabeza va incorporando con el tiempo. No veo la hora de llegar a casa para tomarme aunque sea unos cinco minutos para cantar. Ese momento llega y mi cabeza y cuerpo parece olvidarse de todo, me dejo llevar por el corazón y las ganas de crecer. Los fin de semana son mejores aún, sobre todos los domingos cuando me tomo la tarde para cantar y estudiar.
Diciembre llega, aunque tenga miedo llega que quiero cantar en púbico.

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