martes, febrero 14, 2012

En carnavales de señales no verbales fue descubriendo el lenguaje, del inconsciente en busca de alguien que lo pueda ver a través de follaje.
Interpreto modestos gestos que en sí mismo vio, y comprendió el mensaje. Vacuna para incongruentes se paró y gritó, bendito aprendizaje.
Y de pronto sintió que se le inflaba el pecho, vertiginosa sensación.
Entre ilusiones y comparaciones enjuicio toda una vida entera, y hoy ve como un juicio que antes servía hoy no sirvió, ayer si hoy cualquiera. ¿Pero ahora cómo se hace? ¿cómo saco esto de acá? ¿cómo empiezo de nuevo? ¿cómo perdono? ¿cómo me perdono a mi además? ¿cómo disfruto el juego?
Y de pronto sintió un nudo en la garganta y sin embargo disfruto. Él le llamo aceptación a ese llanto sin consuelo y desde ahí transformo la rigidez del miedo cruel y paralizador, el impulso motor.
Fue en busca de su esencia una y mil veces y encontró que esta siempre mutaba. De forma, espacio, tiempo, todo acorde a la emoción, del momento que estaba. Focalizó tanto el ahora que temió perder completa la memoria, fue entonces que se hizo conciencia y creyó comprender mi esencia no es mi historia.
Y de pronto sintió muy liviano los hombros y rumbo al cielo se cayo. Él le llamo plenitud a esa risa a carcajadas, y desde ahí la virtud de vivir libre o nada creció como un alud, eligió ver la luz.

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