viernes, junio 22, 2012

Cosa difícil de hacer, como volver a la vida a veces y que así puedan nadar otra vez en mi sopa de pescado. La muerte y yo, y siempre Dios contra todos. Un pie en el tren y otro en el anden... Ardiendo. Me he puesto grande ya ves. Solo le pido a la vida que no me duela y no estar aquí si cae más mierda del cielo. Miro a mis pies y por distracción recorto mis uñas secas, no son mías ya. Te digo adiós para bromear "¿qué el señor te rebendiga!" No sirvo y nunca serví para tristes despedidas. Pobre mi amor, bendito amor, va saturando un pañuelo. Y nunca más, ella sigue allí. Ya nunca más tendré miedo, luz crepuscular. Cuando esa luz que crece en mi sea la que domine el cielo. Me va alumbrando la luz de los que no respiran.-

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