Esas actitudes que tienen algunos que hacen pensar, pensar y pensar. Pensar que lo hacen porque vos vas a hacer tal y tal cosa, "yo me encargo de esto" "yo pago aquello" y las cosas no sean porque realmente quieren que vos seas esa persona y porque te quieren.
Entonces comienza ese gusto amargo en la garganta; esas ganas de escupir fuego cada vez que te cruzas a la gente en la calle.
Como una boluda sigo esperando y diciendo "ya los voy a encarar" y nunca sé cómo ni cuando. Es triste, pero más triste es sentirse usado. Más triste es sentirse boludeado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario